sábado, 9 de mayo de 2009

Días Felices

Espero con ansiedad que la crisis no afecte de tal manera que la gente abandone su finisemanal cita con los baños. Esa desbandada hace que el sevillanito pueda disfrutar de dos días, al menos dos, en que la ciudad vuelve a recuperar un ritmo antiguo de paseos, cervezas tranquilas, novilladas sin gintonics y noches sin fin,, en las que retirarse a casa constituye un cuasidelito. Mes de mayo de cruces recuperadas (otro logro más de las hermandades), procesiones de impedidos y ardorias ursaonenses. Mes de caracoles y de tomates con sal. Es cierto que en cada entrada que publico, os invito a todos a disfrutar, pero no es menos cierto que el no hacerlo debía ser castigado con el exilio. Debemos recordar continuamente que se nos ha concedido el inmenso honor de nacer, vivir y, espero que morir, en una ciudad que resiste a todo y a todos, y que en cada época del año nos brinda una mescolanza de placeres a los que no sólo no hay que resistirse, sino sobre los que hay que lanzarse en plancha cual delantero desesperado (Bético por supuesto). Si en algún momento caéis en una de esas rachas en las que se aprende de memoria el techo de la habitación, encaminaos a la mayor urgencia hacia el arco macareno para, a través del cardo máximo, llegar hasta las puertas mismas de Santa María de La Sede. Eso sí, cuando lleguéis  a la altura del nº 15 de mi calle, no olvidéis rezarle un ave maría a Una Virgen que allí tiene su hogar para, con su manto amplio que todo lo acoge, os proteja y os bendiga. Como diría Herrera, " a la calle, sevillanos, a la calle".    

lunes, 19 de enero de 2009

CONTRASTE

Es evidente, y no hay más que tomarse un café para percibirlo, que al sevillano no le gusta el invierno, máxime, cuando, como es el caso de este año, el frío aprieta de lo lindo y los días de lluvia son frecuentes. Pero siempre hay otro modo de ver las cosas. Si alguien recuerda la meteorología del año pasado, la lluvia, aunque abundante, cayó con mayor intensidad y los días de lluvia fueron menos frecuentes. Además el clima invernal fue sumamente suave. Si a eso añadimos que la cuaresma fué inminente tras las pascuas, tenemos un resultado consistente en que cuando nos dimos cuenta, era Doming de Ramos. En definitiva, entre unas cosas y otras, nos hurtaron una cuaresma de nuestra vida, que no es moco de pavo.

Todo esto viene a que, cuando sintáis el frío gélido de enero, o veáis llover como si estuviérais en la calle del Franco de Compstela, pensad solamente que habrá un día, que para mayor emoción no sabemos cual será, en que sintáis en la piel un pequeño enardecimiento (este enardecimiento no tiene, en este caso, que variar según la edad, sino que depende de la cantidad de sevillanía por litro de sangre), y que, posteriormente, habrá otro en que ya, plenamente, veréis reflejado en el alma viva de la ciudad los increibles versos de D. Aquilino Duque: " Hay un añil infinito-y una cal estupefacta". Será en ese momento en el que, de verdad, podamos exclamar a pulmón lleno, "ya huele a Semana Santa". Por tanto, aguantad un poco y divisad en la cercana lejanía la explosión, centenaria y única, de una ciudad adulándose a sí misma.

viernes, 2 de enero de 2009

Ahora es el momento

A Bustos Tavera le gusta más la semana santa que a Antoñito una trompeta. Pero hay que reconocer que la hartibilidad afecta a todos los aspectos de la vida y no hay cuerpo, y mucho menos espíritu, que soporte la vida únicamente dirigida a hablar de Semana Santa. Eso sí, cuando EL Cisquero se viste de gala y la túnica persa brilla sobre la Luz Propia de Su Figura, es llegado el momento del gozo anual. Estas vísperas que empezamos el día primero del año han de envolvernos una vez más con el manto de la gloria que se acerca. No lo dudéis. Disfrutad porque, como decía el viejo, dónde va a parar aguardar la gloria con la gloria misma. Apretad cada minuto con el puño cerrado y no dejadlo escapar. Mirad como fulanito, que pasa por la calle Sierpes, se le van poniendo unos andares de nazareno de San Pedro que no se puede aguantar. Contemplad las calles vacías, lluviosas y limpias de cera, como esperan el retumbar de una levantá al cielo tos por iguá. Pasead la vista por los ciriales y las varas que esperan su anual bruñido. Y sobre todo, aprovechad estos días de fiesta, rojo en el calendario, para, mientras unos u otros duermen la papa, fundirse en un solo cuerpo y un solo espíritu con la ciudad de las mil caras, que, un año más y van ..., se dispone a despertar de su letargo y a convertirse en paño de gozo y sentimiento para que los locos como nosotros corramos de un lado a otro en busca de la cofradía, mientras los pobres de espiritu aguardan ante el Macdonald " los desfiles procesionales "